3 usos del dinero que te harán más feliz

Tabla de contenidos

El dinero es una herramienta, y como tal, es bueno o malo según se use. Además, el mundo se mueve gracias al dinero, así que, a menos que logremos sobrevivir a base de trueques o ser autosuficientes, mucho me temo que tendremos que utilizar el «vil metal». Eso sí, hay algunos usos del dinero que pueden aumentar nuestra felicidad. ¿Cuáles? Vamos a ver 3. Los dos primeros se pueden juntar, y el tercero te sorprenderá.

Los 3 usos del dinero que aumentan nuestra sensación de bienestar

Quizá el título fue algo pretencioso. Ya sabes que la felicidad completa es difícil de alcanzar. Está mejor expresado el subtítulo: «aumentan nuestra sensación de bienestar«. (La otra forma era más corta, jejeje).

El tema viene por un estudio realizado por investigadores de varias universidades de renombre, en el que determinaron qué usos del dinero nos hacían sentir mejor. Ya sabes que está todo investigado, y que ya existe un método comprobado para ser más felices. Pero en este artículo vamos a centrarnos en cómo nos afecta el uso del dinero.

El estudio es bastante completo (60 páginas en total), y las pruebas que se hicieron dan resultados bastante fiables. ¡Vamos allá con esas 3 formas de usar el dinero para ser más felices!

1. Experiencias

Con el dinero puedes comprar objetos, servicios, alimentación, pero también, experiencias. Y este uso del dinero aumenta la felicidad.

Hablamos de experiencias cuando nos referimos a excursiones, visitas a un museo, zoológico, parque natural, etc. Si además realizas la experiencia junto con algunos amigos, la sensación de bienestar se multiplica.

Algo interesante del estudio es que explica que los índices de felicidad son más altos antes de disfrutar de la experiencia, durante, y posteriormente.

Creo que este primer uso del dinero tiene bastantes ventajas. Pagar la factura de la luz o hacer la compra son cosas necesarias, y adquirir un objeto conlleva una carga posterior al usarlo, mantenerlo, repararlo… Sin embargo, cuando compras una experiencia, la disfrutas sin más ataduras.

Con razón hay una frase que dice que «no recordamos fechas, sino experiencias«.

De ahí que el concepto del minimalismo esté siendo abrazado por tantas personas últimamente.

2. Donaciones

En el estudio se le llama «prosocial spend» (gasto prosocial), pero creo que es más sencillo de entender con la palabra «donar». Sí, donar algo de tu dinero a otras personas, causas u organizaciones te hará más feliz.

Ya lo dice el dicho: «Hay más felicidad en dar que en recibir«.

Gastar dinero en hacer un regalo, apoyar una causa benéfica o invitar a algún amigo proporciona una sensación positiva mucho más duradera que comprar un objeto.

Además, al ser un gasto relacionado directamente con otras personas, que tiene efectos en ellas, consolida nuestras relaciones interpersonales.

Si te fijas, la primera y la segunda manera de gastar el dinero se pueden combinar. Podrías, por ejemplo, invitar a disfrutar de una experiencia a una familia que no puede pagarla.

Al estudiar este tema, me acordé de algunas personas cercanas que tienen esa costumbre. Algunos han pagado el viaje a sus amigos para ir juntos de vacaciones, o acostumbran a invitar a sus amigos a un restaurante. Tengo que reconocer que no lo entendía muy bien, sobre todo porque era una costumbre, no un hecho aislado, pero viendo este estudio, está claro que sus acciones les hacían más felices.

Vamos con el tercer uso del dinero que aumenta la sensación de bienestar. ¡Y esta me encanta!

3. Comprar tiempo

Los autores del estudio reconocen que este punto merece una mayor reflexión, aunque las pruebas son claras. Gastar dinero en que alguien realice tareas por ti nos beneficia directamente, al aumentar esa sensación de bienestar. Pero también indirectamente, ya que nos permite disponer de más tiempo para hacer lo que nos gusta.

Podríamos decir que este tipo de uso del dinero te quita de encima experiencias negativas, como limpiar la casa, hacer la compra, o hacer una reforma.

Y si te fijas, nuevamente, este punto se puede combinar con el segundo. En casa, por ejemplo, acostumbro a realizar las reformas menores yo mismo. Nuestra economía está limitada. Pero en alguna ocasión hemos pedido a alguien conocido que nos haga un trabajo. Elegimos a algún amigo al que le venga bien el trabajo. De esa manera, ayudamos a otros (aunque no se pueda considerar estrictamente una donación), y encima nos libramos de una tarea que nos quitaría mucho tiempo y energías.

Este tercer uso del dinero me encanta, porque en este blog hablamos bastante del tiempo. Cada día que pasa, es más necesario controlar en qué gastamos el tiempo. Y para eso, es necesario tomar medidas. Una puede ser delegar tareas, pero también es imprescindible llevar un control. Por ejemplo, con el método C.A.R. puedes ver fácilmente que hay una tarea que no vas a poder llevar a cabo, o bien que te obligaría a rechazar otras. Esto te llevaría a subcontratar a alguien.

Al igual que con el dinero deberíamos tener un presupuesto, también es necesario hacerlo con el tiempo.

EN RESUMEN: ¿Qué te han parecido estas 3 formas de gastar el dinero? Obviamente, dependerá de cada economía poder llevar a cabo estos usos. Aún así, recuerda que no hay un mínimo para ninguno de ellos. Puedes comprar una experiencia barata, como ir al cine, hacer una donación muy pequeña, o pagar a alguien por un recadito sencillo. Sea como sea, por el momento tendremos que convivir con el dichoso dinero. Así que, ya que estamos, ¡usémoslo bien y que nos haga felices!

*Imagen de cabecera: Horst Koenemund en Pixabay

Estilo de vida

Nos falta más naturaleza

Estaba hoy comiendo frente al mar, después del trabajo, y me puse a pensar en cómo nos relacionamos los seres humanos con la naturaleza. La

Robin Hood y la efectividad
Reflexión

Robin Hood y la efectividad

Hay un montón de versiones de Robin Hood. Se ha escrito mucho, y se han llevado al cine diferentes historias y personajes, algunos, tremendamente ridículos.

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?