Hace poco me llegó un chiste que añadí a mi lista de chistes cortos:
EI PESIMISTA ve un túnel oscuro
EI OPTIMISTA ve luz al final del túnel
EI REALISTA ve el tren que se acerca
EI MAQUINISTA ve tres idiotas caminando sobre las vías
Más allá de los chistes, en este artículo veremos 3 diferencias entre un pesimista y un optimista, y cómo todo esto se relaciona con la organización personal y con las cacas de perro.
3 diferencias entre optimistas y pesimistas
1. El pesimista ve los eventos como permanentes
La persona pesimista tiende a ver un evento puntual como algo que se alarga en el tiempo. Un simple traspié mientras camina por la calle se ve como «siempre tropiezo», por lo tanto, «soy un patoso».
Por contra, el optimista no juzga ese traspié sino como lo que es, un error dentro de una rutina de muchos aciertos; un mal paso de entre miles de pasos bien ejecutados.
2. El pesimista ve los eventos como universales
Un error en un área concreta hace que el pesimista extienda el asunto a otras áreas de su vida. Siguiendo con el ejemplo del traspié, el pesimista pensará que es un patoso en todo, no solo al caminar.
Al contrario, el optimista entiende que una persona tiene muchas capacidades distintas, y que lo que sucede en un área no tiene por qué afectar a otra. Puedes ser muy torpe caminando, pero muy bueno nadando.
3. El pesimista ve los eventos como asuntos personales
La persona negativa, pesimista tiende a tomarse todo como algo personal. «Todo me pasa a mí» o «Solo me pasa a mí» son expresiones comunes en alguien negativo. Además, tiene la mala idea de que hay un motivo personal detrás de todo lo que sucede. «Lo hizo para fastidiarme»
El optimista no se detiene demasiado a pensar las motivaciones de por qué sucedió algo. Entiende que puede haber muchas posibles razones, y por lo tanto, busca cómo solucionar el problema, no tanto quién o por qué lo causó.
Cómo ayuda la organización personal a ser personas positivas
Una vez más, tener un sistema de organización como el método C.A.R. ayuda a ser más positivos y a estar más preparados para afrontar los problemas.
Un paso fundamental es capturar. Cuando alguien organizado tropieza con una piedra, más allá del enfado o la vergüenza inicial, captura ese evento si lo ve necesario. Es posible que tenga que hacer algo con eso que sucedió, y por eso toma nota. Pero no analiza el evento en el momento.
Posteriormente, en el segundo paso, el análisis, la persona se sienta a mirar qué es ese evento y qué tiene que hacer con él. Ahora, sin el peso de las emociones, sean positivas o negativas, se trata de transformar ese input en un output, esa idea en una acción.
En muchos casos, ese tropiezo va a la basura, porque un simple análisis nos dirá que no se puede hacer nada con ese tema. En otros casos, el análisis conduce a una investigación más profunda, o directamente, a acciones concretas.
El problema de las «cacas»
Te pongo un ejemplo de cómo sucede esto. En la calle donde vivo, hay algunos vecinos que son unos verdaderos guarros. Se dedican a sacar a los perros sueltos, que, obviamente, como perros que son, hacen sus necesidades en plena calle. Sus dueños, que son los responsables, no recogen los regalitos.
En alguna ocasión, alguno de nosotros hemos pisado la mina. ¡Imagínate la rabia que uno siente! Aquí, el estilo negativo es pensar: «siempre me pasa a mí», «soy un patoso», «¿por qué no miraré más al suelo?» o bien pensamientos algo más extremos: «No hay derecho. Voy a comprar una escopeta de balines y verás».
Lo que hice fue capturar la idea. «¿Qué puedo hacer con este problema?»
Por supuesto, pasaron por mi cabeza un montón de opciones. Al final, después de una investigación, descubrimos que había líquidos que, sin hacer daño a los animalitos (me refiero a los perros), les desagradan y provocan que no se paren.
El problema se ha resuelto en gran parte, aunque nos obliga a no despistarnos y echar el líquido de vez en cuando.
Capturar y analizar es clave para ser realistas
Como puedes ver, los dos pasos iniciales del método C.A.R. filtran los eventos y evitan que los tratemos con el sesgo negativo o positivo. Simplemente se transforman en acciones o se desechan.
Claro, al final todo se traduce en una acción. Ya podemos ser las personas más positivas o más negativas del mundo que si no hacemos nada, todo se quedará en el ecosistema cerrado de nuestro cerebro.
Resumiendo
Las personas negativas tienden a ver un evento como permanente, universal, y personal. Por contra, la persona positiva no juzga los eventos. Pero hay una opción mejor: ser organizado. Así, capturaremos lo que ocurre, lo analizaremos y lo transformaremos, si es necesario, en una acción que nos lleve a solucionar los problemas. Esta forma de pensar evitará que las pruebas diarias nos agobien, y que, como decía el chiste del principio, seamos más como el maquinista del tren y no como los 3 idiotas que van caminando por las vías sin sentido.