Encontré un interesante artículo sobre cómo mejorar el desempeño en el trabajo. Normalmente comparto un resumen desde el canal de Telegram, pero pensé que este en particular tenía buenas ideas como para extenderme un poco más.
El artículo empieza dando un par de puntadas interesantes:
- Es probable que descubra una amplia gama de consejos y trucos. Si bien muchos de ellos son útiles, el valor real es cuando estos consejos funcionan juntos en un sistema coordinado de estrategias. […] En lugar de utilizar un conjunto aleatorio de consejos y trucos, un sistema de gestión de flujo de trabajo es el hilo que puede unir todo este esfuerzo para garantizar un mayor nivel de éxito.
- Tendemos a pensar que el éxito o el fracaso de los esfuerzos para cambiar un hábito depende únicamente de la persona que necesita el cambio. Pero la realidad es que los hábitos no existen en el vacío.
En otras palabras, para progresar en el mundo real, hay que elaborar un sistema y modificar el entorno. Así que no, no vale con un par de truquitos.
Vamos con esas 10 formas de mejorar el desempeño en el trabajo:
1. Cambiar hábitos
Para la mayoría de personas, volverse más productivo requiere un cambio de hábitos. Note que dice «cambio» y no «implementación». No se trata de intentar incorporar hábitos a una rutina desastrosa. Eso no funciona. La idea es sustituir un mal hábito por uno bueno.
2. Ponga en marcha un sistema de flujo de trabajo
¿What’s? Se trata, simplemente, de establecer una serie de pasos o comportamientos para realizar el trabajo de la manera más efectiva. Debe ser una rutina confiable. Estas rutinas pueden servir para resolución de problemas, toma de decisiones, o planificación (como el método C.A.R.)
3. Practique habilidades de gestión de la atención
En el artículo citado se habla de un cuadrante con 4 estados mentales:
- reactivo y distraído
- enfocado y consciente
- soñar despierto
- fluír
El objetivo es valorar cuánto tiempo pasamos en cada uno de esos estados. La mayoría de personas piensan que están distraídas todo el día, así que dejan el trabajo de enfoque para alguna tarde o fines de semana. Pero la realidad es que podemos (y debemos) reservar bloques de tiempo de trabajo de enfoque, preferiblemente a primera hora de nuestra jornada laboral.
4. Manejo de las distracciones
Solemos ver una llamada de teléfono, o una consulta de un compañero como una interrupción inesperada. Pero lo cierto es que, al menos durante el trabajo, sí esperamos que esto suceda.
Difícilmente podemos evitar alguna distracción, así que el objetivo es manejarla. Una idea es definir un horario de atención en el que seremos totalmente accesibles. También es necesario limitar las interrupciones que sí podemos controlar, sobre todo en nuestro tiempo de enfoque. Además, es importante capturar las ideas de forma ágil cuando surja una interrupción.
5. Establecer límites
Responder a cada mensaje de forma reactiva, o trabajar hasta que se termine la tarea o hasta que el jefe se levante de la silla son comportamientos del siglo pasado, o del anterior.
Para mejorar nuestro desempeño laboral hay que establecer límites saludables a nuestros horarios y tareas. Recuerda que, pasar más tiempo en la oficina no te hace más productivo. Lo que demuestra tu productividad son tus resultados. Punto.
6. Expectativas en cuanto a los ciclos de trabajo
Si estás trabajando, trabaja. Si estás descansando, descansa. Mezclar ocio con trabajo, curioseando en el correo para ver qué ha pasado, es una mala idea. Las vacaciones y los periodos de descanso se inventaron para algo.
Las investigaciones demuestran que las personas que revisan el correo electrónico, aunque sea una vez al día, durante sus vacaciones, no obtienen los beneficios esperados de su tiempo de descanso.
En este punto, tanto jefes como empleados deben ser conscientes de la importancia de turnar ciclos de actividad y de parada. Ambas áreas deberían ser sagradas.
7. Colaboración
Las personas que nos rodean impactan para bien o para mal. El todo es mayor que la suma de sus partes. Pedir ayuda, imitar y aprender de las buenas ideas de otros, y trabajar de vez en cuando en equipo, aumenta la productividad de cualquiera.
8. Definir claramente objetivos, roles y responsabilidades
Productividad tiene que ver con resultados. Pero si estos resultados no están definidos, es difícil que a alguien se le considere productivo. El peligro es que entremos en una inflación constante en la que cada vez se pide más y más a los trabajadores.
Tanto los responsables como los propios empleados deben ser conscientes de lo que se espera de cada uno.
9. Accesibilidad
Si tiene un grado de responsabilidad y se maneja bien, puede estar tentado a ayudar a todo el mundo. Eso le convertirá en «buena persona», pero no necesariamente en alguien que capacita.
Es bueno permitir que otros sientan que pueden resolver problemas por sí solos. Además, al ayudar a alguien, en vez de ofrecer una solución rápida, es mejor hacer preguntas guiadoras para que la persona llegue a una conclusión práctica.
10. Mentor en retrospectiva
No había oído de esta idea. Normalmente, el mentor se basa en su propia experiencia para dar consejos. Pero parece que es más eficaz centrarse en la experiencia del aprendiz; sobre todo en sus fallos y aciertos.
En una reunión de trabajo, el mentor puede preguntar sobre los desafíos enfrentados la última semana, qué se hizo para abordarlos y qué funcionó y por qué.
Resumen
En definitiva, son muchos, y no solo uno, los puntos a tener en cuenta para mejorar nuestro desempeño en el trabajo. La productividad personal no es tan simple como aprender hacks. Es cierto que las técnicas son como herramientas que llevamos para usarlas cuando las necesitemos. Pero la verdadera mejora se siente cuando se ponen en marcha flujos de trabajo que incluyen estas herramientas.
Es entonces cuando la bola de nieve se hace grande y empieza a rodar, cada vez más y más rápido, hasta que aplasta a la propia empresa. (Uy! Me pasé) Bueno, que seremos más productivos. Y de eso se trataba, ¿verdad?